Las cicatrices queloides

Para que se forme un queloide, es necesario tener una herida que esté en proceso de cicatrización. Esta herida puede ser causada por acné, una infección, una operación o una cortada que tenga que cerrar. Las complicaciones se presentan principalmente en las personas que tienen una tendencia hereditaria para formar cicatrices queloides. Un queloide se…

Valeria Santamaría
20 de marzo de 2020
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Para que se forme un queloide, es necesario tener una herida que esté en proceso de cicatrización.

Esta herida puede ser causada por acné, una infección, una operación o una cortada que tenga que cerrar. Las complicaciones se presentan principalmente en las personas que tienen una tendencia hereditaria para formar cicatrices queloides.

Un queloide se inicia cuando la piel tratada o herida segrega, en exceso, sustancias que se llaman “factor de crecimiento”. Esto provoca el crecimiento tumoral de la cicatriz. Al mismo tiempo, el tejido conjuntivo que está bajo la epidermis empieza a reproducirse, para tapar la herida.

En una persona normal, el tejido sólo tapa la herida, sin excesos; pero el queloide indica que el tejido fibroso se produce en exceso. Entonces, comienza a levantar la piel para crear un tumor fibroso, duro, antiestético y muy doloroso cuando está creciendo.

El queloide debe diferenciarse de una cicatriz hipertrófica, que son menos gruesas y deformes. Estas suelen originarse, por ejemplo, cuando la herida fue por un rasguño de alambre, el paciente tuvo una reacción contra el hilo de la costura de la herida o los “labios” de la misma no se pegaron bien.

En tanto, el queloide es un tumor, grande, rojo, que duele cuando se forma y, posteriormente, toma el color de la piel; nunca es pre-canceroso, pero es antiestético y está totalmente contrindicado removerlo a través de cirugía.

Los tratamientos

Existen varios tipos de tratamiento para el queloide, los cuales dependen del tiempo que lleva de formación este tumor. Lo concreto es que por ser una cicatriz tumoral, grande, levantada y muy molesta, es difícil de tratar.

Si la herida es reciente y el queloide está en una de sus primeras etapas de formación, se le puede inyectar esteroides como la cortisona. Así, aunque el tumor no desaparece, se aplana.

Si la cicatriz es vieja, debido a su dureza ya no permite la entrada de aguja o de alguna sustancia; entonces se quita con cirugía y se aplican rayos X para que ya no siga creciendo.

La radiación consiste en una dosis muy limitada al área de la cicatriz.

Los expertos coinciden en que jamás debe quitarse quirúrgicamente a un queloide, pues al crecer, alcanzan generalmente el doble de grosor, tamaño y prominencia anteriores.

Se recomienda que las personas con antecedentes familiares de queloides, avisen a su médico que son propensos a estas formaciones tumorales. Luego, el profesional informado debe operar con cuidado, no dejar sangre y tratar con cortisona las heridas para que no se forme el tumor.

En las mujeres, se puede detectar la tendencia de queloides cuando se forma un pequeño tumor en la oreja luego de hacerse el agujero para los aros.

Asimismo, en algunos pacientes, a pesar de que no exista la tendencia al queloide, este se puede originar por una herida grande ocasionada, por ejemplo, por un accidente donde se raspe la piel o una quemadura importante.

Actualmente, algunos laboratorios están buscando sustancias para evitar la formación de queloides. En algunos consultorios se hacen compresiones con un vendaje fuerte para que no crezca ni se extienda mucho la cicatriz.

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